
Le fue inútil intentar recordarla. Ya sea porque algunas veces el detalle de su hombro reflotara un momento, allí en el límite de la foto, con amigos y torta de cumpleaños; ya sea porque a las tres de la tarde sonara una débil melodía de plaza, como cuando niños; ya sea al oír algún llanto travieso, colgado en la vidriera de una tienda. Sabía que pronto le quedaría el olvido, único recuerdo de que algo se había perdido...