La idea del ejercicio fue la siguiente: elegir de una serie de textos presentados en la clase el que más nos gustara o movilizara, e intervenirlo. La forma de la intervención era libre, se podría entonces agregar texto, cambiar las palabras o el sentido de las mismas, utilizar el original y encajarlo en una creación nueva, etc. Terminé eligiendo un breve poema de Salvatore Quasimodo, que me impactó por su hermetismo y su fuerza devastadora. Tan cerrado como abierto, tan puntual como universal:
Cada uno está solo
sobre el corazón de la tierra
traspasado por un rayo de sol;
y enseguida anochece.
La intención fue entonces abrir un poco el poema y anclarlo, llevándolo a algo más puntual. El resultado de tal destrucción por parte de quien escribe fue el siguiente:
De pie a bruces, al ras en la altura;
se imparten reflejos donde el matiz
el tacto, el cuerpo en su elemento
y ocurre un lenguaje silente, rito de cercanía
a piel, boca y pliegues
para olvidar, un momento
que cada uno está solo sobre el corazón de la tierra.
Así, traspasados por un rayo de sol efímero
súbitamente anochece
y dentro uno mismo, el otro, los demás
en la arena y el viento.
2 comentarios: on "Interviniendo A Quasimodo"
-un poema abierto
tenía ahora más bocas para respierar...-
Juan Cruz,
gracias por pasarte (y por ver la coma, ella está muy feliz ahora...)
Un abrazo,voy a ver tus otros blogs,
Cíclopa
Gracias por la visita, Cíclopa, los otros blogs ya no van más, el que corre ahora es éste, un abrazo.
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