
-Osvaldo... Mire; mejor le digo la verdad. Me cansé de este grupo borrachón. Ya no puedo mantener una conversación coherente, y sus amigos están cada vez peor. Quisiera irme a mi casa. ¿Usted haría el favor de acompañarme?
Se había escurrido entre Manuel y Ramón, que la acechaban después de la undécima copa de vino regalada al brindis. Como una súplica, esquivando las sillas desparramadas fuera del tablón, llegó...